Los hipopresivos son ejercicios posturales que disminuyen la presión intraabdominal o al menos no dejan que esta aumente, lo que provoca efectos positivos para la salud a nivel postural, respiratorio, vascular, pero también metabólico y sexual a corto, medio y largo plazo.

Un hipopresivo se diferencia de un abdominal clásico en que las mejoras que se consiguen con el hipopresivo no están solamente enfocadas a la musculatura abdominal, sino que son más globales. El tipo de contracción que se busca con los hipopresivos es, en gran parte involuntaria, con lo que se alcanza mejoras en el tono de base de la musculatura sin que pensamos en contraerla.

Son muchos los beneficios de los hipopresivos y a varios niveles. Por ejemplo, sirven para prevenir la aparición de hernias discales, umbilicales o inguinales. En el caso de la mujer, pueden reducir el debilitamiento del suelo pélvico y el descenso de los órganos en esta zona, evitando la incontinencia urinaria y mejorando las relaciones sexuales, entre otras cosas.

Pero, por encima de todo, lo que se busca con el ejercicio de hipopresivos es la prevención de lesiones y la mejora de la condición física y de la salud. Gracias a los hipopresivos podemos corregir patrones de posturas y movimientos incorrectos, y así reducir nuestros dolores y molestias.

Los fisioterapeutas especializados, como los que tenemos en la clínica Junterones, pueden tratar las patologías asociadas a la musculatura abdominal y perineal con tratamientos de hipopresivos.

Los hipopresivos están recomendados para todo tipo de personas, excepto para las mujeres embarazadas. En la sociedad actual abunda el trabajo sedentario en oficinas, el uso de móviles, ordenadores y demás pantallas, y la actividad física es escasa. Por eso es importante que aprendamos a recolocar nuestro cuerpo y a mantener su posición correcta y natural. Una columna vertebral curvada y la cabeza adelantada pueden acarrear lesiones a largo plazo.

Los abdominales hipopresivos combinan la postura con la respiración, al igual que el yoga o el pilates. Practicarlos aumenta nuestra capacidad pulmonar y la flexibilidad de nuestros músculos, y nos ayuda a evitar lumbalgias y lesiones.

Aunque los hipopresivos se pueden practicar en casa y haya muchos vídeos en internet, nuestra recomendación es acudir siempre a un especialista en gimnasia abdominal hipopresiva. Aunque lo parezca, no es una técnica fácil de aprender y en los vídeos que circulan por la red se cometen muchos errores. Si la postura no es correcta, por mucho que la respiración lo sea, los hipopresivos no sirven para nada. Acudir al especialista todavía es más importante si eres un paciente con hipertensión arterial.

Para hacer un hipopresivo hay que tener claro tres pautas de colocación. La primera es la autoelongación de la columna vertebral, como si quisiéramos crecer lo máximo posible, pero prestando atención a la frente para no elevarla. La sensación ideal sería intentar crecer hacia arriba desde la coronilla, manteniendo el mentón hacia dentro.

La segunda pauta es la contracción del músculo serrato mayor, situado en la cara superior lateral del tórax, para llevar a cabo la decoaptación de los hombros. Por decoaptación entendemos la correcta colocación de los hombros, evitando las escápulas aladas, metiéndolas hacia dentro intentando separarlas de la columna vertebral. Por último, la tercera pauta sería adelantar el eje de nuestro cuerpo, esto es, nuestro centro de gravedad. Si estamos de pie, el centro de gravedad debería caer a las puntas de los pies, pero sin levantar los talones del suelo.

Ahora bien, cuando tenemos claras e interiorizadas estas tres pautas, es el momento de aprender a respirar utilizando la apnea para potenciar los efectos. La apnea no sirve de nada si la postura del cuerpo no es la correcta.

El error más común es realizar la apnea respiratoria sin prestar atención a la postura, que es la que realmente genera el efecto hipopresivo. No debe confundirse la apnea respiratoria con una aspiración diafragmática. La aspiración diafragmática supone una apertura de las costillas muy marcada que genera una depresión a nivel abdominal. Si incurrimos en el error de respirar de este modo, estaremos disminuyendo el tono de la musculatura del suelo pélvico y del abdomen, y esto es totalmente contrario al efecto que queremos conseguir.